Es mejor fijarse muchos objetivos, para que no te frustres si unas condiciones desfavorables estropean tus planes.
A la hora de empezar a correr (y mucho más si ya estás pensando en completar una carrera), en lugar de establecer un objetivo concreto, como una marca, deberías fijarte objetivos algo más genéricos para incrementar tus posibilidades de éxito y reducir el peligro de frustración. Si estás pensando en una carrera, escoge un intervalo temporal como objetivo (por ejemplo, 3:59-4:10 horas) que sea adecuado para tu nivel de forma física; esto es mejor desde el punto de vista psicológico que poner todas tus esperanzas en una marca mágica.
Unos objetivos asequibles que no te desborden el día de la carrera podrían consistir en empezar despacio y acelerar tu ritmo; después mantener un ritmo constante toda la carrera, correr en el medio del pelotón o simplemente acabar.
La elección de tus objetivos depende de que estés convencido de que tu entrenamiento te permitirá lograrlos. Si sabes que vas a disfrutar de una buena experiencia y que acabarás con sensaciones positivas, estarás más relajado y enfocarás la carrera con más confianza. Tus probabilidades de acabar por encima de la media aumentarán considerablemente.
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